Lo que hago, lo que hacemos (Vettonia) y un poco más... (todas las fotos por MBReig salvo que se diga lo contrario)
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lunes, 24 de marzo de 2014

Primeros pasos en el blog

con los zapatos de Ignacio...

Reciclaje 2011. MBRieg

Zapatos viejos, paraguas y hojas de otoño. Tabla creada para la Exposición "Vettonizaje" (Reciclados), que el COLECTIVO VETTONIA realizó en el Centro Cultural Margarita Burón de Alcorcón, en octubre de 2011. Me sirve como arranque para empezar a contar lo que hago, lo que hacemos y un poco más.. al tiempo que aprendo la construcción de este Blog. Voy dando los primeros pasos...

Así empecé a pintar...

Foto: J.R. Guerrero










MBReig 

Nacida el 3 de diciembre de 1.967 en Madrid. Licenciada en derecho.
Sin poder aguantar por más tiempo la necesidad de expresarme a través de un pincel, los primeros intentos reales de acercamiento a la pintura los inicié en 1.997 en una academia particular. Pero no fue hasta octubre de 2.000 cuando se topó conmigo la posibilidad de asistir a clases de pintura en la Universidad Popular de Alcorcón (UPA – hoy desmantelada), en la que me matriculé en los Talleres de Iniciación para asistir dos tardes por semana, que era lo máximo que el tiempo me permitía teniendo un bebé en casa.

La fortuna, la suerte, la casualidad… quisieron que en ese Taller, Pilar Ibáñez tomara a su cargo a un pequeño grupo “multi-edad” de aficionados y variopintos aspirantes a dominar los pinceles y “sobredotados”, todos, de un excelente humor.

Ahí encontré yo mi sitio y gracias a Pilar Ibáñez, tutora durante ocho movidísimos años, perdí el poco miedo que tenía a probar, a experimentar, a expresar, a equivocarme o a empezar de nuevo.  Gracias a sus palabras. “no lo dejes, tienes algo”, hoy sigo buscando un “algo más”. Luego pasé al Taller de Profundización y posteriormente al Taller abierto, siempre con la infatigable Pilar.

La actividad con ella fue frenética. En cada curso nos preparó para aprender y para exponer, por lo que participé como integrante de su grupo de aprendices en numerosas exposiciones colectivas, no sólo en pequeños centros culturales, sino en lugares de importancia como el Zoo de Madrid, el Aeródromo de Cuatro Vientos, las Escuelas Oficiales del Circo y de Música de Alcorcón, el Museo del Vidrio, etc. Al mismo tiempo y “achuchados” por Pilar, participe (participamos) individualmente en distintos concursos de pintura rápida, a los que sigo enganchada. Alguna que otra de mis obras fueron seleccionadas como finalistas… ¡qué asombro y qué orgullo!.

En 2008, este interesante grupo de aficionados que permanecimos juntos, dio como fruto (además de estupendas amistades) la creación de una Asociación sin Ánimo de Lucro: COLECTIVO VETTONIA. Esta asociación, actualmente activa, hiperactiva e incansable, tiene su sede en el Centro Cultural Margarita Burón de Alcorcón, centro que nos mima y cuida gracias a la guerra que damos y a lo simpáticos que somos.

En cuanto a mi trayectoria individual, si bien mi trabajo pictórico está muy ligado a la actividad del grupo y mis propias Musas y Demonios, dedico todo el tiempo que puedo a crear. Además de escribir relatos y artículos de opinión, de practicar mi afición por la fotografía, la decoración, y de imaginar y trastear con proyectos creativos de todo tipo, fundamentalmente pinto (o más bien expreso con colores). Y desde luego anima y ayuda a continuar el hecho de vender algún trabajo de vez en cuando y de ser reconocida como “interesante” o “atrevida”. En mi haber, sólo dos ó tres exposiciones individuales, en las que básicamente he buscado el placer del evento, intentar “sacar unos cuartos” y reunir de una sola vez a mi familia, amigos y allegados.

Sin reparo alguno, admito que no domino el dibujo, pero me apasiona pintar y experimentar con técnicas y materiales. Transgredir me provoca mucha más creatividad y considero que todo lo que uno crea de la nada ES ARTE.

Sin más pretensiones que la de disfrutar con lo que hago y compartir esta afición con todo aquel que se me acerque, espero continuar creando.

MAVI

EL MAR

EL MAR

"Marina" (2007) Acrílico. MBReig


Solía levantarme muy temprano cuando tenía la ocasión de veranear unos días junto al mar; con las primeras luces que se colaban indiscretas por esas incómodas ventanas de apartamento de alquiler, que nunca tienen persianas o unas cortinas dignas que te permitan despertar a lo que se considera una hora decente para un currante en vacaciones. Me ponía el bañador, cogía toalla, tabaco y móvil y bajaba en silencio hasta la playa. Me gustaba darme un buen chapuzón, jugando un solitario con los peces y el Mar en calma, a esas horas en las que ni siquiera la primera sombrilla ha reservado ya el sitio de primera fila a sus dueños. Y nadaba y nadaba y nadaba… Me sumergía y tocaba con las manos la suave arena del fondo. Abría los ojos bajo el agua para reconocer el silencio de los colores ocres, verdes y azules, difuminados por la sal.
Aquella mañana de septiembre también me llamó el Mar. Llegué hasta la orilla de arena y marqué las huellas de mis pies, mientras embobada miraba despertar el horizonte. Como un imán me aproximé al agua y rápidamente percibí que la calma de unos metros más adentro no era tal en el lugar donde rompían las olas. El agua se estrellaba con furia justo un metro por delante de mí. Había resaca y busqué una bandera que me diera alguna pista, pero no la vi. No conocía la playa, pero no me podía resistir al chapuzón y decidí entrar al agua agarrada de la cuerda de las boyas. Di el  primer paso con tan mala suerte que caí en un desnivel justo cuando la ola rompía con fuerza sobre mí, tumbándome bajo su espuma. Inmediatamente sentí su fuerza arrastrándome hacia adentro. Yo, incapaz de ponerme en pie, me mantuve agarrada a la gruesa soga, pero robaba por el fondo arañando mi piel con los cantos y tratando de salir a respirar antes de que llegara la siguiente embestida de ese Mar enfadado. Incaba la rodilla bajo las piedras para tomar impulso y lograr acercarme a la orilla, pero una y otra vez la ola me arrastraba. Mi mente, fría hasta ese momento, sólo pensaba en mi mano aferrada a la cuerda y me decía: “no te sueltes, no te sueltes”. Noté cómo mi bikini se rompía y cómo las pequeñas piedras lijaban de arriba abajo todo mi cuerpo, causando escozor. Quise pedir ayuda, pero apenas tenía tiempo de tomar un poco de aire. La playa estaba vacía. Yo era la única loca que se había atrevido a desafiar la bravura del mar en esa mañana soleada. Poco a poco las fuerzas se me agotaron y en una fracción de segundos ya fui incapaz de saber si la negrura que se cernía sobre mi era la noche o era el fondo del Mar.

Entonces mi pensamiento se volvió hacia la habitación del hotel, en la que te había dejado durmiendo junto a una nota y pensé: “Amor, tendrás que volver sin mí de este viaje”.